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WATSU; fluye como el agua

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Bruce Lee ya lo anunciaba en televisión“We water my friend”.

Y lo cierto es, que convertirse en agua y dejarse llevar en un medio que nos traslada a nuestra infancia más temprana, es lo más nuevo en técnicas de relajación y desbloqueo mental. Esta genialidad llamada Watsu se viene aplicando desde hace más de 20 años por numerosos terapeutas a nivel mundial y, dará que hablar.

De sobra es sabido el efecto relajante que el agua termal ejerce en nuestro cuerpo. Desde las antiguas termas romanas hasta los novísimos spas de la actualidad, el hombre ha usado el agua templada de 31º a 35º como medio para relajarse y liberar tensiones musculares acumuladas muchas veces, por situaciones diarias que nos estresan física y emocionalmente.

Por otra parte y si nos remontamos a la medicina oriental, encontramos una técnica de revitalización del cuerpo infalible; el Zen Shiatsu.

Una terapia de meditación corporal que trata de normalizar el flujo del Qi o energía vital del ser humano, a través de estiramientos y presiones de puntos que remueven los bloqueos de nuestros canales energéticos y que sirven para reintegrar la energía corporal, regular el sistema hormonal, la circulación sanguínea y del liquido linfático, y eliminar desechos entre otras muchas propiedades.

¿Y si uniéramos estas dos técnicas de bienestar y equilibrio corporal?

El resultado sería el ingenio del Watsu, que como su nombre indica, (Water + Shiatsu) es la práctica de Shiatsu en el agua.

Esta técnica fue creada por Harold Dull poeta y maestro del Zen Shiatsu, en Harbin Hot Springs, California, durante los ’80. Y fue desarrollada y ensayada haciendo flotar en piscinas de agua caliente a sus estudiantes.

Según Dull el masaje Watsu ayuda a «deshacernos de la tensión, ya que el relajamiento llega a medida que lo músculos son estirados.»

Además esta práctica, según las propias palabras de su creador, beneficia no solamente al que recibe el masaje, sino también al terapeuta, pues en las sesiones es necesario sostener en brazos al paciente lo que conlleva un nuevo nivel de conexión y confianza para ambos.

Masaje flotante

Una combinación de terapia física perfecta que facilita el relajamiento y la meditación, en un ambiente acuático, a una temperatura agradable del agua que contribuye a experimentar un masaje extraordinario.

En la sesión el terapeuta ejerce un masaje al paciente realizando suaves presiones sobre los puntos de desbloqueo del cuerpo, a la vez que le guía para que experimente una serie de movimientos en el agua parecidos a algunas formas de danza, sosteniéndolo en todo momento, lo cual facilita la sensación de fluidez, ingravidez y libertad…tres cualidades básicas para liberar tensiones.

Asimismo durante la sesión, el terapeuta observa los movimientos y las reacciones del cuerpo que trata, y facilita que se establezca una relación casi mística entre el cuerpo y el agua, haciendo de sostén para que el paciente se sienta seguro en el medio acuático.

Estos movimientos de libertad en el agua facilitan la expansión de la columna vertebral ya que en este medio se puede distender de una forma que no sería posible en tierra firme por la gravedad, y de las articulaciones, en tanto que los tejidos son estirados y los canales energéticos abiertos.

Unas suaves torsiones que alivian la presión que una rígida columna puede ejercer sobre los músculos y nervios, eliminando así cualquier disfunción que pueda generar en los  órganos vitales, y aumentando la tonificación y la flexibilidad de los músculos.

Recupera la mente

El cuerpo al ser agradablemente mecido por medio del agua con la ayuda del terapeuta, experimenta una agradable sensación de relajación y puede transportarnos al recuerdo de las vivencias en el útero materno, lo que facilita el desbloqueo mental de algunos problemas emocionales, y afirma la confianza y la seguridad en nosotros mismos.

El agua y la respiración guiadas, ayudan a obtener profundos estados de relajación que llevan a la transformación tanto a niveles físicos, como emocionales, lo cual califica esta terapia como muy intensa.

En una sesión el cuerpo es movido y estirado, liberando bloqueos energéticos al tiempo que las emociones atrapadas se van disolviendo en el agua.

A su vez la práctica en el agua tibia, con una temperatura muy próxima a la de nuestra piel, propicia a que se disuelva el límite entre el ser y el medio ambiente, creando un estado de conciencia, que da la oportunidad de trascender lo físico: la mente puede dejar de “parlotear” y cuando la mente y el cuerpo están en paz, lo que queda es la esencia fundamental del “Ser”.

Apto para…

El Watsu impulsa bienestar general, y presta apoyo en prevenir enfermedades por lo que se convierte en una práctica apta para todos los públicos, pero a su vez es usado para aliviar un gran número de alteraciones físicas y psicológicas en niños y adultos.

  • En tratamientos de relajación y antiestrés para adultos y niños hiperactivos. También en problemas de insomnio las personas experimentan sus beneficios inmediatamente al recibir sesiones.
  • Ideal para embarazadas ya que proporciona alivio a las tensiones propias del embarazo y genera íntimos vínculos entre madre e hijo por estar en el mismo medio acuático.
  • Recomendable para quienes han sufrido accidentes vasculares o daños del sistema nervioso central, pues proporciona alivio a la rigidez y espasmos musculares, y una clara mejoría de sus habilidades de coordinación.
  • En tratamientos para la disminución de dolores crónicos como la artritis y la fibromiálgia, y en terapias psicológicas, el Watsu abre nuevas perspectivas para el cuerpo y el alma facilitando la curación de pacientes y mejorando su calidad de vida.

Rompe barreras

Lo cierto es que algunos pacientes en la primera sesión pueden sentirse vulnerables al estar en posturas que implican el total contacto con el terapeuta. Los corazones de ambos se unen durante toda la sesión, y los cuerpos vestidos tan solo con traje de baño se rozan inevitablemente.

Pero lo real es que una vez se ha conseguido traspasar las barreras de lo físico, el paciente siente un alivio y una total sensación de confianza hacia el terapeuta que usa nuestro cuerpo y el suyo, con fines estrictamente profesionales y en ningún momento obliga al cuerpo del paciente a realizar movimientos que le puedan ser incómodos, simplemente le ayuda a fluir para obtener resultados que se observan justo al terminar la sesión.

El efecto de la experiencia siempre es positivo, pero no todo el mundo es capaz de describirlo tras la primera sesión, y aunque algunos la califican como si de un viaje se tratase, la mayoría prefiere simplemente, quedarse con las sensaciones.

Cada persona lo vive de una manera muy diferente dependiendo del momento que esté atravesando o con la emoción que conecte durante la sesión, pero la experiencia en el medio líquido hace que el Watsu sea una terapia única.

En definitiva, el Watsu se ha convertido en el método de masaje por presión que combate el desequilibrio del cuerpo y el espíritu, y proporciona una sensación de confianza que alivia de las preocupaciones de tu cuerpo físico, alejándote del estrés  meciéndote en el agua como si volvieses a ser un bebé.

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