Sol y deseo sexual
Un buen día nos levantamos sin el despertador, el sol entra por la ventana, una agradable sensación de calor invade toda la habitación. Nos miramos al espejo y ¡estamos guapos!, luciendo un cuerpo bronceado y con una ropa que nos sienta estupendamente bien. La agenda del día se presenta con una mañana de playa, comida en el chiringuito, piscina, siesta y una cena con los amigos… ¡es la gloria! y nuestro cuerpo lo celebra con el aumento del deseo sexual.

El Sol, calienta
Son múltiples los factores que influyen en el aumento de la libido durante los meses de verano. El mayor número de horas de sol favorece a que tengamos más tiempo libre para nosotros, nos apetece mucho más estar al aire libre y eso potencia de una manera muy positiva nuestra vida social, con más tiempo para la diversión y más planes de ocio, que generan el buen humor y el bienestar.
En este ambiente distendido tanto si estamos en pareja como si no, nos sentimos más abiertos a mantener relaciones sexuales, nuestra autoestima está por las nubes, fuera de las preocupaciones y del estrés del trabajo, y las posibilidades de tener momentos de intimidad y de sexo, se multiplican.
A su vez, estamos expuestos constantemente a estímulos visuales que alteran nuestro apetito sexual: en la playa, en la piscina o incluso por la calle, nos paseamos ligeros de ropa, semi-desnudos o vestidos con colores que favorecen nuestros cuerpos bronceados y realzan su atractivo generándonos un estado de excitación.
Los resultados de la Encuesta Nacional de Tendencias Sexuales, que ha investigado los hábitos sexuales de 4.460 españoles, publicados en el portal Sexología.net, hablan por sí mismos:
Un 75,1% de los españoles afirma que les aumenta el apetito sexual en verano, y a sus parejas en un 65,7%. A su vez, el 28,5% de los encuestados señalan que han sido infieles a su pareja en verano, frente a un 71,5% que nunca lo ha sido, pese a que a un 39,2% de estos, les gustaría probar la infidelidad en estos meses.
Con todo, es lógico pensar que en verano, con la mente relajada y el tiempo libre, damos más rienda suelta a la imaginación y visualizamos más encuentros amorosos o fantasías sexuales que echan leña al motor de la libido.
El mismo estudio sobre Tendencias Sexuales habla de que la fantasía sexual que más les gustaría poner en práctica a los españoles sería la de practicar sexo dentro del agua, aunque solo el 10,7% la ha podido realizar.

Cuestión de Hormonas
Si bien es cierto que el aumento de tiempo libre, la relajación, los constantes estímulos visuales, el buen humor y el bienestar en general son determinantes en el deseo sexual, como no podía ser de otro modo, la respuesta principal a este aumento de la libido es biológica.
Las Hormonas que forman parte de esta partida del deseo sexual potenciadas por la luz del Sol actúan de diferente manera pero igual intensidad en Hombres y en Mujeres:
La Testosterona es la principal responsable de nuestro apetito sexual, y responde directamente a los estímulos de la luz alcanzando sus mayores niveles en los meses de verano.
Los hombres la producen en los testículos y las mujeres en los ovarios y la glándula adrenal. Cuando no producimos suficiente experimentamos disminuciones en la libido, falta de energía y bienestar.
Mantener los niveles adecuados de esta hormona mejora la ovulación en las mujeres y fomenta la producción de espermatozoides en los varones.
Según los investigadores de la Universidad Médica de Graz, el índice de Testosterona está directamente vinculado al nivel de Vitamina D por mililitro de sangre, y es sabido que esta vitamina bebe de los rayos del Sol.
Así, en un test realizado a 2299 hombres, se observó como los niveles de Testosterona y vitamina D llegaron al máximo en el mes de agosto, y alcanzaron su nivel más bajo en marzo.
En esta línea la Dra. Jessica Harris, del Cancer Research UK, aseguró que “Disfrutar del sol de forma segura, teniendo cuidado de no quemarse debe ayudar a las personas a alcanzar un equilibrio entre producir suficiente vitamina D y evitar un mayor riesgo de cáncer de piel. Aunque es posible recargar sus niveles de vitamina D al consumir más alimentos como el pescado graso; el salmón, la trucha o caballa.”
Acompañando la subida de la Testosterona encontramos a la Serotonina y la Endorfina, denominadas hormonas del placer. Estas hormonas son segregadas por el cerebro y provocan optimismo, convirtiéndose en la droga ideal que secreta nuestro cerebro con un poder comparable a la Heroína.
Ambas, guardan una estrecha relación con los ciclos estacionales, aumentando en primavera y verano, y generando opuestos estados anímicos; como la alegría, el buen humor y un nivel adecuado de la libido, o la depresión y la falta de estímulo sexual por su déficit.
Su aumento deriva de diversos estímulos como la alimentación, el ejercicio físico y la exposición a luz. Para estimularlas se recomienda:
- Hacer cualquier ejercicio de forma adecuada y periódica, preferiblemente al aire libre.
- Hacer el amor pues se consigue producir Endorfina, eliminando el estrés y la depresión.
- Reír diariamente, preferiblemente a carcajadas y mientras más se pueda, mejor.
- Bailar y cantar.
- Tomar la vida con una actitud positiva.
Otra de las hormonas relacionada con la actividad sexual a la que les afecta positivamente la exposición solar y el buen tiempo, son las Feromonas.
Las Feromonas son las responsables de la atracción que surge con el sexo opuesto. Son sustancias naturales que el cuerpo exhala en determinadas situaciones y que influyen en las relaciones entre los sexos, a partir de potenciar el deseo sexual.
Estas hormonas se exhalan a través del sudor y de la orina y penetran en los demás por el olfato, lo que explica que cada uno posea su propio perfume.
Está demostrado que las personas con secreción de Feromonas más altas tienen un mayor atractivo sexual y gozan de relaciones más intensas y placenteras. A su vez, la secreción de las mismas, también mejora las relaciones sociales y laborales, siendo de gran ayuda para superar la timidez.
El centro regulador de esta hormona se encuentra en el hipotálamo y si lo estimulamos, incrementamos la segregación de Feromonas proporcionalmente a nuestro poder de atracción sexual.
Las principales actividades que estimulan al hipotálamo son realizar actividades sexuales frecuentes y satisfactorias, practicar ejercicio regularmente, y realizar todo aquello que nos cause placer, aunque no se directamente sexual.
¿Y quién no es capaz de mantener estos hábitos en el ambiente relajado del verano y las vacaciones?
La respuesta es obvia, las hormonas elevan sus niveles por razones biológicas y por la exposición a la luz y explican el aumento de nuestro apetito sexual durante los meses de verano. Pero nuestro cambio de estilo de vida sin estrés, al aire libre y con una actitud más positiva y alegre, genera y potencia la acción de estas aliadas químicas.
Así que lo mejor será que avivemos la llama del deseo sexual durante todo el año, trabajando para mantener unos buenos niveles hormonales durante todo el año.
